Recuerda.
Puedes sentirlo si pones tu mano sobre tu pecho, no le pertenece a nadie más, sólo es nuestro pulso, tuyo y mío. Eso es lo que nos da la verdad.
Puedes sentirlo si pones tu mano sobre tu pecho, no le pertenece a nadie más, sólo es nuestro pulso, tuyo y mío. Eso es lo que nos da la verdad.
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